¿Me cuentas un cuento?

Leí una entrevista a Eliseo Subiela donde comentaba que si no hubiese sido director de cine le hubiese gustado ser arquitecto y haberse especializado en la construcción de cines, no por su amor a las películas, sino porque para él no existe una misión más poética de la arquitectura que la construcción de un espacio donde las personas van a soñar.

Subiela dice que una sala de cine es un mundo aparte, donde los adultos confiesan la supervivencia de la infantil necesidad de ser arrullados por un cuento. Imagina las salas de cine como sedes diplomáticas universales, donde las personas acuden a pedir un salvoconducto para sus sueños. Haciendo uso del anonimato de la oscuridad, un gerente de un banco, un ministro de economía, un médico o un abogado, culpables o inocentes, justos o pecadores, víctimas o asesinos, todos por igual hacen la misma petición, formulada de distintas maneras, de acuerdo con su papel social: ¿Me cuentas un cuento? "Déjame soñar por un par de horas con esa maravillosa posibilidad que la vida no me da: ser otro".

El cine es el único sueño que se tiene con los ojos abiertos; además, es el único lugar en que a oscuras vemos más. Todos vamos con la necesidad de que se nos cuente un cuento. ¡A mi también me encanta soñar! ¿Y a ustedes?