Hoy

Definitivamente no soy de las personas que se arrepienten de haber hecho o dicho algo. Las personas que me conocen saben que jamás diré alguna frase como: "si pudiera volver atrás cambiaría...", porque siempre he creído que todo ocurre por alguna u otra razón.

Mi pasado se queda tal como pasó. Para mi cada experiencia vivida es una instancia de aprendizaje. Aprender a ser más racional que emocional a la hora de tomar decisiones ha sido mi mejor lección.

Hoy miro atrás y tengo la sensación de que ha pasado mucho tiempo desde aquel día en que me sentía navegando por un mar negro, de aguas turbulentas, a la deriva, donde ya no podía visualizar un horizonte claro, sintiendo cada vez más lejana la posibilidad de pisar tierra firme.

Han transcurrido días, noches, horas y minutos y han ido diluyéndose como un puñado de arena entre mis dedos.

La desilusión juega a favor del olvido. Apura los procesos y finalmente en vez de lamentarte por algo que no fue te alegras de que no haya sido.

No queda nada por hacer, no queda nada por decir, nada que reprochar, nada que cuestionar, nada que pensar, nada que me de una sola razón para volver a llorar.

Sigo siendo la misma en esencia, sigo soñando despierta, sigo creyendo en el verdadero amor, sigo siendo alguien que quiere compartir su vida al lado de un otro.

Sé que la próxima vez todo será distinto y que será difícil que vuelva equivocar mi elección por todo lo que hasta acá he aprendido.

Estoy segura de que jamás volveré a decir con el corazón destrozado: "te hubiera querido para siempre...", como cuando Natalie Portman en Closer le dice adiós a Jude Law.

Hoy me siento feliz, me siento plena, como hace mucho tiempo no me sentía.

Hoy mi corazón ha vuelto a ser completamente mío.